miércoles, 6 de febrero de 2008

Emperador Juliano


Esta ilustración a tinta coloreada por ordenador retrata uno de los bustos conservados del emperador romano Juliano, sirvió para ilustrar un artículo escrito por Joan C. Vilalta, de la revista Alecta sobre el mismo, en su primer número.

Juliano (331-363), sobrino del emperador Constantino, renegó del cristianismo y trató de hacer retornar al Imperio a las viejas virtudes paganas, creyendo así poder recuperar su antigua grandeza. Formado como filósofo y receloso de la confianza de su primo el emperador Constancio Cloro, fue destacado césar en Occidente. Desde la Galia, demostró ser un militar competente y brindó algunas de las últimas victorias militares romanas, contra los invasores francos y alamanes. A continuación y en medio de una disputa por el trono, la muerte súbita de Constancio evitó la guerra civil y facilitó el ascenso de Juliano. Una vez como emperador, acometió reformas para eliminar a la Iglesia Cristiana y sustituirla por un paganismo organizado. También emprendió cambios que mejoraron la economía del imperio y redujo el despilfarro que caracterizaba a la corte. Se ganó la enemistad de la población cristiana, muy numerosa donde estableció su gobierno, en Siria, con vistas a una campaña contra Persia.
Imbuido por su misticismo y creyendo ser un nuevo Alejandro, invadió Persia. Sus éxitos iniciales se borraron al no ser capaz de tomar la capital enemiga, Ctesifonte. Despues cometió varios errores que desmoralizaron a su ejercito, del que una parte ya le era hóstil por las disputas religiosas. En plena retirada fue muerto en la batalla. Algunos creen que pudo ser uno de sus soldados cristianos el que le asestó un lanzazo, para acabar con el emperador apóstata.



Esta ilustración acompañaba a la anterior en el mismo articulo sobre Juliano.
Representa a un soldado romano del siglo IV. Las legiones y casi todo el equipo empleado en los siglos anteriores se han abandonado. Aún manteniendo algunas tradiciones y unidades militares de forma continua, sobre todo en Oriente, el ejercito refleja las vicisitudes del llamado bajo Imperio Romano. La reducción de su número y la exención de obligaciones militares de parte de la población, así como la renuencia a cumplir el servicio, tanto por desavenencias sociales o por un creciente pacifismo cristiano, obligan a la recluta de tropas de hombres de la frontera y bárbaros. Estos, que ya servían como auxiliares van imponiendo su equipo y tácticas de guerra. Se vuelven a usar en gran parte cotas de malla y corazas escamadas que se cree solo se portaban en combate, o solo las usaban las tropas de élite. Los cascos se producen casi en serie y de forma económica. Se manejan espadas largas para luchar contra la caballería, el escudo redondo de las tropas auxiliares es de empleo general y todos se calzan con botas o zapatos cerrados. Y como se ve en la imágen se viste algo parecido a un uniforme, muy similar a la ropa civil de la época. Algo que no se refleja en la ilustración, era el empleo de hondas, arcos y flechas y lanzas, pues se tendía a evitar los combates cuerpo a cuerpo. La ilustración es una acuarela retocada por ordenador. Como fuente citar el libro "Late Roman Infantryman AD 236–565" de S. MacDowall y Gerry Embleton, de la editorial Osprey.

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